lunes, 10 de marzo de 2008

Emily Brontë - Cumbres Borrascosas



...¡Muchacho, en qué poco te consideras! Ven, acércate al espejo y te enseñaré lo que debes desear. ¿Ves esas dos rayas entre tus ojos? ¿Y esas cejas espesas, que, en lugar de arquearse suavemente, se hunden en el centro? ¿Y esos dos diablos negros sepultados tan hondo que, en lugar de abrir sus ventanas de par en par, acechan centelleando por debajo como espías endemoniados? Procura aprender a suavizar esas torvas arrugas, a levantar los párpados con franqueza y a transformar los diablos en ángeles confiados e inocentes, libres de sospechas, de dudas, de recelos, viendo amigos en todas partes. No te acostumbres a ese aspecto de perro guardián con aire de saber que las patadas que recibe son merecidas y que sin embargo odia al mundo entero, igual que al que le pega, por lo que sufre.

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