Mostrando entradas con la etiqueta Zweig. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Zweig. Mostrar todas las entradas

jueves, 17 de febrero de 2011

Tiempo y Mundo - Stefan Zweig

Yo creo que al contemplar los cuadros de los grandes maestros, al sentirse conmovido en lo más profundo del alma por un poema o al verse transportado por una sinfonía de Mozart o de Beethoven, todos nos hemos preguntado lo mismo. Todos, creo yo, nos hemos sentido asombrados ante ciertas obras de arte y, gracias a este asombro, nos hemos preguntado cómo era posible que un solo hombre pudiera haber creado semejantes obras. Yo me atrevo a decir que quien ha pasado ante las grandes obras de arte sin formularse esta pregunta, quien no ha reparado en este misterio, nunca comprenderá nada de lo que al arte se refiere. Lo mejor de nuestro corazón y de nuestro espíritu es precisamente esa capacidad de conmoverse, de sentirse profundamente estremecido ante el misterio. Quien de verdad se interese por el arte debe acercarse a las grandes obras maestras contemplándolas desde una doble perspectiva: como misterios que están por encima de su vida perecedera, y como cosas que precisan ser comprendidas. Es decir: deben intentar descifrar lo indescifrable.(Págs.14-16)

sábado, 29 de mayo de 2010

¿Fue él? - Stefan Zweig

   En lo que a mí respecta, puedo decir que estoy segura de que él fue el asesino, aunque me falta la última prueba, la irrefutable.
   -Betsy- me dice siempre mi marido-, eres una mujer inteligente, eres aguda y rápida observando, pero te dejas llevar por tu temperamento y a menudo juzgas con demasiada precipitación.
   Al fin y al cabo, mi marido me conoce desde hace treinta y dos años y tal vez, sí, es más que probable que tenga razón en su advertencia. De modo que debo hacer un esfuerzo y dominarme, para ocultar mi sospecha ante todos los demás pues me falta la última prueba. Pero cada vez que me cruzo con él y viene a mi encuentro, leal y complaciente, el corazón se me para. Y una voz interior me dice: él y solo él fue el asesino. (Pág.5)

jueves, 11 de febrero de 2010

Stefan Zweig - Carta de una Desconocida

Sólo quiero hablar contigo, decírtelo todo por primera vez. Tendrías que conocer toda mi vida, que siempre fue tuya aunque nunca lo supiste. Pero sólo tú conocerás mi secreto, cuando esté muerta y ya no tengas que darme una respuesta; cuando esto que ahora me sacude con escalofríos sea de verdad el final. En el caso de que siguiera viviendo, rompería esta carta y continuaría en silencio, igual que siempre. Si sostienes esta carta en tus manos, sabrás que una muerta te está explicando aquí su vida, una vida que siempre fue tuya desde la primera hasta la última hora. No te inquietes por mis palabras; una muerta ya no quiere nada, no quiere ni amor ni compasión ni consuelo. Sólo quiero una cosa de ti, que creas todo lo que te confiesa mi dolor, un dolor que sólo busca amparo en ti. Lo único que te pido es eso, que creas todo lo que te cuento: uno no miente en la hora de la muerte de su único hijo. (Pág. 8)