lunes, 21 de noviembre de 2005

Encuentros

   En el café el sol de enero se filtraba entre agujas y arbotantes. Sacó la cartera para pagar y en su interior vi la vieja hoja de té.
   Abandoné los libros de poesía una vez superados los platonismos eróticos de una adolescencia inconclusa porque en nada atemperaban un estado de ánimo de pronto inasible. Sus palabras sonaban lejanas, extrañas, tamizadas por la atávica remembranza de un lugar y de una época que ya no nos pertenecían.
   Los recuerdos me martillearon y una extraña senda me llevó inconscientemente a un mes de mayo, veintitantos años atras. ¿Cuántos eran?¿28? Si mi cabeza fuera la de antes, lo habría sabido instantáneamente, ahora tenía que imaginarme los números, y hacer la cuenta mentalmente. Hacía 25 .
   No podía recordar, nuestros corazones estaban petrificados, eran como el hueso seco de un melocotón que jamás germinaría de nuevo. Silencio y miradas vacías.¿qué sentido tenía aquella hoja de té en su cartera junto a una foto desvaída de nosotros dos cuando aún creíamos ser felices?

Un minuto con la mirada fija sobre la mesa de mármol y después nada. Al levantar la vista, tan solo una silla vacía, una estela de ausencia sobre el humo del local: aun vibraba la puerta al cerrase de golpe hacía tan solo un instante.

4 comentarios:

  1. No podía recordar, nuestros corazones estaban petrificados, eran como el hueso seco de un melocotón que jamás germinaría de nuevo. Silencio y miradas vacías.¿qué sentido tenía aquella hoja de té en su cartera junto a una foto desvaída de nosotros dos cuando aún creíamos ser felices?

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  2. Un minuto con la mirada fija sobre la mesa de mármol y después nada. Al levantar la vista, tan solo una silla vacía, una estela de ausencia sobre el humo del local: aun vibraba la puerta al cerrase de golpe hacía tan solo un instante.

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  3. Añadido! A ver si te prodigas un poco más! :)

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