"Con la muerte de kizuki había aprendido algo a lo que me habia resignado y que había incorporado a mi vida como una especie de principio: La muerte existe , no como el contrario de la vida, si no como una parte de ella.
Era cierto: viviendo alimentamos la muerte. Pero aquello solo era una parte de las muchas verdades que hemos de aprender. La muerte de Naoko me enseñó otra cosa: que no hay ninguna verdad que pueda calmar el dolor que nos provoca la muerte de alguien querido. No hay ninguna verdad, ninguna sinceridad, ninguna fuerza ni ningún afecto que pueda apaciguar este sufrimiento. Lo único que podemos hacer es superarlo y aprender algo, sabiendo que lo que aprenderemos no nos servirá para afrontar el próximo sufrimiento."
Éstas que aqui destaco son algunas de las pompas que conforman la espuma de mi bitácora. Es posible que algunas coincidan con las tuyas. Déjate salpicar y enjabonemos el agua de la vida.
domingo, 20 de noviembre de 2005
Murakami blues
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