Mira la marca en tu dedo,
al atravesar el fino velo del agua
Mancha del otro lado de la realidad,
cristalina,
que te angustia...
Nótalo
cómo penetra fresca,
cuerpo, luna, embarazo de poros, vellos erizados...
paladar excitado de sal,
fruto de la escarcha del miedo.
Mira las marcas de tus dedos,
enterrados bajo su cuerpo arenoso,
entregados al tierno calor,
enrojecidos arañando la curva del tiempo.
Y... mira tu rostro dibujado en un instante sin brisa
con esa mueca de pasado,
trazos atravesados de infinitas fracciones,
cada vez más irreconocibles,
atravesando la línea del horizonte, estío del mundo que sólo se aleja.
Escucha el bramido, único y ronco de la noche,
no teme por tus sueños: es la hora,
que la piel chamuscada, ondea vendida, vencida a un lado de la hoguera,
vacía de lamentos,
y al otro
¡mírate!
Sólo un rastro de estrella.
(Jantón 29/08/05)
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