martes, 26 de abril de 2011

El Corazón Helado - Almudena Grandes

   -Toma -saqué el paquete de la bolsa y lo puse encima de la mesa.
   -¿Para mí? -lo miró, lo cogió, lo volvió a mirar, se lo llevó al oído, lo agitó para ver si sonaba, y me miró con los ojos brillantes-. ¿Qué es, un regalo?
   -Sí, y no sólo eso... Es lo mismo que tú, casi una metáfora, un símbolo que te define.
   Frunció las cejas para mirarme, deshizo el envoltorio con cuidado y levantó en el aire una caja de cartón cuyo aspecto la había decepcionado.
   -¿Esto soy yo? -me preguntó-. ¿Un juego de mesa?
   -No es un juego de mesa -le expliqué, quitándole la caja de entre las manos-. No me seas economista, Raquel...
   Desembalé el contenido de la caja y puse sobre la mesa la base, redonda, de plástico negro, con dos ranuras en las que introduje otras dos piezas laterales, transparentes, como paredes de metracilato con un orificio abierto en la parte superior, antes de sacar el elemento principal. El péndulo exterior estaba atravesado en sentido vertical por una pieza ovalada, de metal, que contenía el péndulo interior, un vástago con dos bolas de plástico, una negra y otra roja, que giraban libremente. Unas barritas horizontales, rematadas con una bola, sobresalían a ambos lados del óvalo metálico un par de centímetros por debajo de su centro de gravedad. Las encajé en los orificios de las piezas de metacrilato, que entonces revelaron su función de soporte, y el doble péndulo se sostuvo en el aire. Raquel lo miraba con curiosidad.
   Aquí, en este aparato que tú has calificado con tanta ligereza como un juego de mesa, hay dos péndulos, ¿los ves? -se los señalé manteniéndolos sujetos con la mano, para no revelar su condición antes de tiempo-. El exterior es un péndulo común, que gira adelante y atrás, adelante y atrás, adelante y atrás, siempre igual, sin cambiar jamás. El interior, en cambio, es un péndulo caótico, igual que tú -activé el primer péndulo y esperé unos segundos, hasta que la enloquecida naturaleza del segundo se hizo evidente, para que el entusiasmo volviera a incendiar los ojos de Raquel con una luz candorosa e inocente, casi infantil-. Es imposible adivinar la dirección en la que va a oscilar en cada momento, lo estás viendo, ¿no? Se acelera, se desacelera. se queda quieto, reemprende el movimiento, gira sobre sí mismo, primero deprisa, luego despacio, invierte la dirección, parece dudar, arrepentirse, decidirse, burlarse de nosotros... Es impredecible, incontrolable. indescifrable, fascinante, porque nunca es igual, astuto porque obedece a un imán, misterioso, porque nunca lo habrías adivinado si yo no te lo acabara de decir, divertido, brillante, insólito. irresistible, en fin... Es igual que tú.
   Detuvo el péndulo con sus dedos para volver a ponerlo en marcha inmediatamente después, y sonrió. Luego miró al fondo de mis ojos desde un lugar que estaba más allá del fondo de los suyos.
   -¿Yo soy todas esas cosas?
   -Y más -contesté, enganchado a aquella mirada-. Se me ha olvidado decir que provoca una adición insaciable. Como el mar. Como el fuego. Es imposible cansarse de mirarlo.
[...]
   -Esto es una locura... -murmuró entonces, antes de coger la carta y devolver su voz al volumen normal-. ¿Quieres que compartamos algo?
   -Sí -hice una pausa y esperé a que me interrogara con los ojos-. Una locura. (Págs. 328-329)

viernes, 22 de abril de 2011

Antonio Machado (1875-1939) - He andado muchos caminos

He andado muchos caminos
he abierto muchas veredas;
he navegado en cien mares
y atracado en cien riberas.

En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra.

Y pedantones al paño
que miran, callan y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.

Mala gente que camina
y va apestando la tierra...

Y en todas partes he visto
gentes que danzan o juegan,
cuando pueden, y laboran
sus cuatro palmos de tierra.

Nunca, si llegan a un sitio
preguntan a donde llegan.
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja.

Y no conocen la prisa
ni aún en los días de fiesta.
Donde hay vino, beben vino,
donde no hay vino, agua fresca.

Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y un día como tantos,
descansan bajo la tierra.

Gymnopedie: Satie y Café del Mar

jueves, 14 de abril de 2011

La Haute Cuisine et le plaisir de vivre

   Hay veces en que las cosas salen aún mejor de lo previsto. Esas veces te hacen sentir aún más viva y te sientes reconciliada con la vida, el mundo y el tiempo.
   El cielo es más azul, los pinos más verdes, la atmósfera más limpia y tu amiga más amiga. El futuro se predice como el actual presente: sorprendente y perfecto.
   Mi amistad con J. se remonta a hace veintitrés años, el año en que coincidimos en nuestro destino laboral. Desde entonces, aunque no hemos vuelto a coincidir en el trabajo, sí hemos seguido cultivando una estrecha relación; salpicada ,eso sí, por períodos de ausencias, que no de olvidos. Hace ya bastantes años, y visto que nuestras vidas corrían paralelas, que no pegadas, tomamos la decisión en firme, de comer juntas al menos tres veces al año. Sin desdeñar otros posibles encuentros que pudieran 'surgir'. La comunicación telefónica y la confianza que nos tenemos, daba lo bastante de sí, como para irnos manteniendo al corriente de los avatares de nuestras vidas: nuestras familias y nuestro trabajo.
   Siguiendo la tradición un día la llamé y quedamos para comer un viernes. Ese día ella terminaba pronto y yo la recogería al salir de una revisión médica que tenía pendiente.
   Unas horas después a esa llamada quiso la casualidad que me dedicara distraídamente a hojear los folletos que inundan el buzón de casa. Entre ellos, había uno que hablaba de la muestra de cocina que el municipio suele organizar cada año por estas fechas. Por motivos que no vienen a cuento me interesó, y me dediqué a comprobar, que la iniciativa a lo largo de estos años, ha cuajado; y que además de calar ha proliferado.
   En esos pensamientos andaba yo, cuando me fijé en las fechas y las zonas correspondientes; pues mi municipio es uno de los más grandes de la isla e incluye unas cuantas. 'La mostra de cuines' se extendía a lo largo del mes de Abril, en concreto los viernes. Ahí mi cerebro hizo 'tilín' y pensó ¿viernes? ¿Abril? ¿comer? Miré con atención y ¡oh, albricias! el viernes en que había quedado para comer con J. coincidía con el que correspondía a mi zona. Miro los restaurantes que se unen a la muestra, miro los tenedores, miro los precios... Dos y tres tenedores, diez y quince euros respectivamente. Conclusión: ¡hay que aprovechar!
   El día de marras, metí el folleto en el coche, con la intención de proponérselo a J. y convencerla. A partir de ahí todo vino rodado, no hubo que convencerla de nada porque le pareció estupendo, no sólo la iniciativa de ir a la Mostra, sino al lugar concreto que yo había pensado. Un restaurante que se encuentra en el interior de un hotelito de cuatro estrellas, al lado de casa, y por el que sentía yo, desde hace años, una curiosidad muy curiosa por conocer. Dícen que la ocasión la pintan calva -no sé por qué- así que bueno, me adentré en tan buena compañía con mi flamante coche por las barreras que siempre había visto desde fuera, por el empedrado que conducía al centro neurálgico del 'Resort'- pues esa es la denominación que le dan-. Aparqué mi coche, y allá que nos fuimos las dos, campeonas del mundo mundial, dispuestas a comernos un menú de lujo, en un entorno de lujo, por un precio envidiable.
¿El restaurante, por favor?
Sigan hacia el fondo y las primeras puertas a la derecha.
Entramos y esperamos a que acuda alguien. Se acerca una camarera.
Hola, somos dos.
¿Tenían mesa reservada?
No.
Esperen, por favor.
Consulta con alguien y vuelve en breves momentos.
Síganme... Pueden escoger mesa.
   Nos ha llevado hasta una terracita, donde varias mesas estan ya ocupadas. El sol cae de lleno, pero los parasoles se ocupan de hacerle frente. Escogemos una mesa en una esquina, alejada de los demás comensales, con vistas inmejorables a los impecables jardines y piscina. La comida apunta maneras.
    Se nos debe ver cara de menú, porque en ningún momento la camarera que nos va a servir nos ofrece la carta. No importa, porque esa es la verdad: venimos por el menú. Aún asi el trato por su parte es más que atento y cordial.
   En las siguientes dos horas nos dedicamos a parlotear por los codos, a reír y comer. Sabiéndonos privilegiadas de estar juntas aquí y ahora. Y con el móvil hago fotos, muchas fotos. Tambien la camarera, a mi petición, nos hace un par de ellas; tomándose su tiempo y cambiándo el ángulo del enfoque. Es momento de aprovechar la vida, de sorberla; las tres lo sabemos. Ahora estamos aqui, mañana no. Tal vez en un futuro, no próximo desde luego, el sol, el verdor, el sosiego, el menú y el lugar vuelvan a conjugarse con nostras. Tal vez.
   Mientras perezosamente se desliza el tiempo vamos poniéndole fin a la comida con un café. Concretamos proyectos conjuntos: una escapada a Madrid. 'Los Miserables', 'El Prado', su hijo, la mía, habitación doble, Mercado de San Miguel, palabras que van trasformando deseos y sueños en verbos, mientras ponemos el colofón a un yantar celestial.

P.S.: Primero: Espuma de almendra con cannelloni crujiente de queso de cabra.
        Segundo: Lomo de ternera blanca glaseada con estragón, alcachofas, setas y ñoquis de olivas.
        Postre: Lasaña de chocolate con frutas al ron.
        Bebida: Copa de vino tinto o blanco y agua.

domingo, 10 de abril de 2011

'Cosecha de 2011'

 Tenéis tres oportunidades para encontrar el pajarito.

Estas fotografías narran la historia de como el pajarillo recien salido del nido se decidió a explorar el mundo.
Un atardecer mientras estaba en el salón me sobresalté al notar un golpe repetitivo en la ventana. No pude evitar sonreir al ver que se trataba de un alevín curioso que picoteaba el cristal. La cosa no hubiera pasado de ahí de no ser porque durante ¡20 minutos! se dedicó a hacer lo mismo, una y otra vez: volaba desde una jardinera que hay a un metro picote-aleteaba en el cristal de la ventana y volvía a la jardinera. Al día siguiente la historia se repitió, pero esta vez, también se atrevía con las cristaleras correderas que dan al porche. Volaba desde el respaldo de una silla hasta el cristal, de nuevo, una y otra vez. Así ha sido durante unos días, cuatro o cinco. El día que tomé las fotos que he colgado arriba, estaba cocinando cuando me sentí de nuevo 'acompañada', picoteaba los cristales de la cocina y, aunque encontró especial placer en hacerlo con las puertas del salón volando infinidad de veces entre las sillas y el cristal, no dejó de hacerlo en todas las puertas y ventanas de esa planta. ¿Aprendía a volar? ¿Aprendía a sostenerse quieto en pleno vuelo? ¿Aprendía a reconocer la barrera del cristal que como un espejo reflejaba la naturaleza que le rodea? Ya hace un par de días que no viene, pero al oír el trino de los pájaros mientras escribo, doy por hecho que entre ellos está él ,que ya preparado se maneja más libre en su mundo y entre sus iguales.

***
PAJARITO

Pajarito caído del nido
a un patio adornado
con retazos del pasado…

Fuente de piedra
arriates jocosos,
columnas inhiestas,
paredes de hiedras..

Miguitas de pan,
agua de rocío,
piar de madre,
pasan los ángeles,
llamadas desde el cielo...

Un canalón que compartir,
con la boca a ras de suelo
refugio de telas zurcidas,
con hilos de esperanza,
arropan temores,
en la distancia…

Pasos que entran y salen
figuras que traspasan,
a este lado de la estancia..
y calidez traen..en el semblante.

Charquitos en el suelo
de la lluvia que arremete,
a la intemperie…
de todas las criaturas,
que en Primavera crecen..

Agua que corre libre
por el grifo abierto
flores que nacen
colores en realce,
alegría en mi vida..
¡por fin vuelo!

Saltitos de cachorro
alitas de terciopelo
piquito de oro,..
besos de caramelo..

A las cristaleras
miro de reojo..
reflejo de dioses,
adornando los cielos..

Envidia de los que cruzan
camino de los llanos,
remozados de los verdes…
a Gea entregados..

-¿Madre cuando iremos
más allá de este mundo?
-Cuando los Soles anuncien….
que ya no tienes dueño…
cuando tu alma al fin…
levante el vuelo…

Galatea Santos
Enero de 2011