lunes, 28 de diciembre de 2009

El Comisario Bordelli - Marco Vichi


El comisario siguió avanzando mirando a su alrededor. Le parecía estar entrando en otro mundo. El suelo estaba hecho de anchas tablas de madera que crujían a cada paso. Dante levantó la mirada hacia el comisario sólo en el último momento. Tras limpiarse en la bata, le tendió una mano gigantesca, difícil de estrechar. Tenía la cara alargada y alegre, como un niño entusiasta, y los ojos grandes apenas cubiertos por un velo de tristeza.
-La luz de las velas cansa menos -dijo con su potente voz.
-Estoy de acuerdo.
Dante le miró como si le juzgase desde lo alto de su metro noventa.
-Así que es usted comisario -dijo Dante.
-Siento molestarle. ¿Qué está haciendo? -preguntó Bordelli, ganando tiempo. Con la pregunta, Dante se emocionó como un chiquillo.
-Estoy creando una sustancia que revolucionará el mundo -dijo sonriendo, como si hablase del chocolate. Bordelli con curiosidad le preguntó de qué sustancia se trataba. Dante sacó medio cigarro del bolsillo de la bata y lo encendió con la llama de una vela. Se sentó en diagonal sobre el mostrador.
-Es una sustancia que hará felices a los ratones -dijo con aire satisfecho.
-¿A los ratones?
El inventor dejó ver unos dientes enormes enmarcados en una sonrisa ciclópea.
-Yo amo a los ratones. No me gusta que los hombres los maten sólo porque vagan por las cocinas y asustan a las mujeres. El polvo que estoy creando les hará inmunes a cualquier veneno.
-Comprendo.
-No, no lo entiende. Veo claramente que usted también piensa que los ratones son molestos y son portadores de enfermedades.
-Es lo que siempre se nos ha enseñado.
Dante dirigió hacia Bordelli su índice nudoso.
-¿Quiere que los llame? -dijo.
-¿A quién?
-A los ratones.
-¿A los ratones?
-Pero quédese quieto. No le conocen y podrían ponerse nerviosos.
Bordelli había empezado a pensar que aquel hombre era sólo un pobre loco, pero en aquella gran habitación iluminada con la luz de las velas se sentía perfectamente cómodo. Quizás, pensó, yo también esté loco.
-¿Cuántos vendrán? -preguntó.
-No se preocupe, son amigos.
Dante emitió extraños sonidos con la boca y al poco tiempo el suelo empezó a poblarse de animalitos oscuros que se acercaban con cautela, olfateando el aire a intervalos. Se aproximaron al inventor. Al menos eran una veintena.
Dante se arrodilló y empezó a susurrar. Los ratones se paseaban tranquilamente en torno a sus pies. Él les tocaba con un dedo y los llamaba por su nombre, uno a uno: Jeremías, Atila, Erminia, Aquiles, Desdémona.
Bordelli no pudo refrenarse.
-¿Cómo los reconoce? -dijo.
Dante mordió el cigarro y escupió una corteza de tabaco.
-También los chinos a primera vista nos parecen todos iguales -dijo. Sacó del bolsillo un trozo de chocolate y lo desmenuzó sobre el suelo. Los ratones atraparon entre los dientes las virutas y regresaron con calma a sus madrigueras. Dante los saludó con su vozarron de bajo y se giró hacia Bordelli.
-¿Café comisario?
-Con mucho gusto.
-Lo hago enseguida. -Fue al mostrador y se puso a armar un alambique con serpentín. Encendió una llama por debajo y echó un puñado de polvo de café.
-Sistema patentado. Las grasas se eliminan y queda sólo la mejor parte.
Bordelli miraba fascinado el mostrador de trabajo, atiborrado por todas partes de mecanismos incomprensibles, engranajes y probetas. Nunca antes había visto algo parecido. Dante metió sus grandes manos en los bolsillos.
-Nosotros, inventores, dedicamos nuestra vida a mejorar la vida de los demás. Pero le confieso que nos divertimos un montón.
(...)
-Señor Dante, tal como le dije por teléfono, debo darle una mala noticia -dijo Bordelli.
-Dígame.
-Se trata de su hermana.
-¿Muerta? -dijo Dante, mirándole fijamente.
-Sí.
Dante no tuvo ninguna reacción. Fue a encender de nuevo el cigarro con la vela y aspiró varias veces seguidas. Bordelli volvía a sentir cansacio y se acomodó con placer en una gran silla con brazos. El inventor permaneció de pie. (Págs. 55-57)

Cuando la mirada habla


Los cinco meses de Becquett

martes, 8 de diciembre de 2009

En Suiza y a lo Loco o Lo que me traje de París (III)


Flughafen Zürich '09

La Cantante Calva o Lo que me traje de París (II)



 El pequeño y familiar Teatro Huchette situado en el corazón del Barrio Latino viene representando esta magnífica obra de Eugène Ionesco desde hace 52 años. Quién ame el teatro absurdo, se desenvuelva en la lengua francesa y pase por París no debería perder la ocasión de disfrutar de esta magnífica obra dramática. Su frescura y vigencia siguen sorprendiendo un lustro después.
http://www.theatre-huchette.com/

Candados de Amor sobre el Sena o Lo que me traje de Paris (I)





Reliant le musée d'Orsay au jardin des Tuileries, la passerelle Léopold-Sédar-Senghor, qui portait le nom de passerelle de Solférino jusqu'en 2006, a été reconstruite en 1999. Lieu de promenade agréable, elle est jonchée de bancs et de candélabres. Le pont d'origine avait été inauguré par Napoléon III, avant de laisser place à une passerelle piétonnière en 1961, à son tour démolie.http://www.slideshare.net/pinceau/ponts-de-paris-jean

Enlazando el museo de Orsay con el jardín de las Tullerías, la pasarela Léopold-Sédar-Senghor, que llevaba el nombre de pasarela de Solferino hasta 2006, fue reconstruida en 1999. Lugar de paseo agradable, está cubierto de bancos y candelabros. El puente original fue inagurado por Napoleón III, antes de dar paso a una pasarela peotonal en 1961,a su vez demolida.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Luis de Góngora y Argote - Mientras por competir con tu cabello

Soneto

Mientras por competir con tu cabello,
oro bruñido al sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;

mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano;
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello;

goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,

no sólo en plata o vïola troncada
se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.

Inversión Engañosa


Descubriendo paisajes a través del portátil

viernes, 27 de noviembre de 2009

Ajuar Funerario - Fernando Iwasaki



|BIENAVENTURADOS LOS POBRES DE ESPÍRITU|




   EMPEÑADO EN ALCANZAR EL PARAÍSO, aquel hombre renunció a los placeres de la carne, a la sensualidad del conocimiento y a las certezas de la soberbia. Fue justo, bueno y humilde, y al morir le proclamaron santo porque además fue un gran penitente. Pero cuando llegó ante Dios no pudo interpretar sus preguntas y fue condenado a vagar por toda la eternidad en la aridez de su ignorancia, como castigo a su pobreza de espíritu.

Marc Chagall (1887-1985) - Cumpleaños


1915, Óleo sobre macocel, Surrealismo

jueves, 26 de noviembre de 2009

Aún eres mío, porque no te tuve - Antonio Gala

Aún eres mío, porque no te tuve.
Cuánto tardan, sin ti,
las olas en pasar...

Cuando el amor comienza, hay un momento
en que Dios se sorprende
de haber urdido algo tan hermoso.
Entonces, se inaugura
-entre el fulgor y el júbilo-
el mundo nuevamente,
y pedir lo imposible
no es pedir demasiado.

Fue a la vera del mar, a medianoche.
Supe que estaba Dios,
y que la arena y tú
y el mar y yo y la luna
éramos Dios. Y lo adoré.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Nadie es Perfecto

"Con Faldas y a lo loco" (Some Like It Hot, 1959), dirigida por Billy Wilder. Guión de Billy Wilder y I.A.L. Diamond.


Joe E. Brown: "Hablé con mamá. Estaba tan contenta que hasta lloró. Quiere que lleves su vestido de novia. Es de encaje blanco ".

Jack Lemmon: "Osgood, no puedo casarme con el vestido de tu mamá. Seguro que ella y yo ...no tenemos el mismo tipo".

Joe E. Brown: "Podemos arreglarlo".

Jack Lemmon: "Oh, no hace falta. Osgood, he de ser sincera contigo. Tú y yo no podemos casarnos".

Joe E. Brown: "¿Por qué no?

Jack Lemmon: "Pues, primero porque no soy rubia natural".

Joe E. Brown: "No me importa".

Jack Lemmon: "Y fumo. ¡Fumo muchísimo!"

Joe E. Brown: "Me es igual".

Jack Lemmon: "¡Tengo un horrible pasado!. Desde hace tres años estoy viviendo con un saxofonista".

Joe E .Brown: "Te lo perdono".

Jack Lemmon: "Nunca podré tener hijos".

Joe E. Brown: "Los adoptaremos".

Jack Lemmon: "No me comprendes, Osgood. (Se quita la peluca). Soy un hombre".

Joe E. Brown: "Bueno, nadie es perfecto".

martes, 24 de noviembre de 2009

Jivan Gasparyan & Armenian Duduk


This song was created and played by a great Armenian Duduk Master named Jivan Gasparyan. The sadness and enigma of this song represents the pain all Armenian go through when they remember the tragedy of 1915. When the Ottoman Empire ( Turkey ) commited genocide( Mass murder of a certain ethnicity without cause )... For all our ancestors that we're murdered and women who were raped. Now you know the story of this sad song and the History of the Armenian Genocide.

(Esta melodía fue compuesta e interpretada por el gran maestro armenio del duduk llamado Jivan Gasparyan. La tristeza y el enigma de esta canción representa el dolor que sienten todos los Armenios cuando recuerdan la tragedia de 1915. Cuando el emperador otomano (Turquía) cometió un genocidio (Masacre de una etnia sin motivo alguno)... Por todos nuestros ancestros que han sido asesinados y nuestras mujeres que han sido maltratadas. Ahora conocéis la historia de esta triste canción y la Historia del Genocidio Armenio.)


La información que os pongo consta en uno de los comentarios posteriores de youtube alusivos a la canción. Leí unos cuantos y coíncidian en los datos que aportaba, por eso creo que es fideligna. Me ha parecido interesante transcribirlo aquí porque intentando averiguar cual era el intérprete de la canción (ya que al principo, en mi ignorancia, pensé que "Duduk" era el nombre del tema) descubrí no sólo el nombre del compositor e intérprete, sino que duduk es un instrumento típico de Arménia, por no hablar de la historia que cuenta la melodía. Es un tema tan emotivo, que no necesita de aclaraciones para que nos cale, pero nunca está demás conocer el origen, ése mismo que en tantas ocasiones consigue sorprendernos. Sea como fuere: disfrutádla.


lunes, 23 de noviembre de 2009

Merluza al Horno


Ingredientes:

*Merluza
*Agua
*Aceite de Oliva
*Vino Blanco Seco
*Cebolla
*Patatas
*Tomates
*Perejil
*Sal y Pimienta

Preparación:
  • Poner a  calentar el horno.
  • A ser posible en una bandeja/cazuela de barro, poner un poquitín de agua con el fín de que quede el fondo humedecido.
  • Cortar la cebolla en aros finos. Colocarlos en la fuente de tal modo que cubramos toda la base de la bandeja.
  • Cortar las patatas en círculos finos y colocarlas encima de la cebolla. Conseguir dos capas de patatas, al menos, salpimentando cada una de ellas.
  • Colocar las porciones de merluza (puede ser cualquier pescado), previamente aliñadas con sal y pimienta, encima de la última capa de patatas.
  • Trocear en gajos el tomate y repartir entre las rodajas del pescado. Salpimentar también.
  • Rociar generosamente con aceite primero, con vino después.
  • Espolvorear  a discreción con perejil el preparado antes de introducirlo en el horno.
Cocción:

Lo mejor de la receta: con sólo veinte minutos está listo para comer. Para saber si está en su punto, basta con pinchar con un palillo las patatas y comprobar que estan cocidas.

Otras consideraciones:

Se puede cocinar perfectamente en el microondas. Atentos al tiempo! No olvidar cubrir con film agujereado para que respire y no se ponga todo perdido.
Hay quien añade queso además del perejil quejo rallado. El sabor cambia completamente. Yo lo prefiero sin queso, pero no está mal como alternativa.
No hay inconveniente en usar pescado congelado. La única consideración a tener en cuenta en este caso, es la previsión del tiempo que tarde en descongelar. Eso por un lado, por otro, secar bien las rodajas con papel de cocina antes de salpimentarlas.
Os advierto que las patatas toman un saborcillo tan bueno que están casi más ricas que el propio pescado.

Buen Provecho!¡

Castillos de Cartón - Almudena Grandes




   Después, cuando el tres se vengó de nosotros con su indivisible crueldad de número impar, perdí el rastro de mis propios pasos y dejé de creer en mi propia historia. Después, cuando me quedé sola, confundí aquella rara armonía con un vulgar desorden, y aquel orden perfecto con la más turbia variedad del caos. Después, cuando no me quedó otro remedio que convertirme en un mujer como las demás, me dió vergüenza haber vivido así, sin hacerme preguntas, sin necesitar respuestas, siempre con un hombre a cada lado, dos bocas, dos cuerpos, dos sexos para una sola boca, un solo cuerpo, un solo sexo que era el mío. No podía soportar aquel recuerdo, eso fue lo que pasó después, y que el horizonte se estrechó, y el cielo se volvió un techo cuadrado, mi vida una sucesión de imágenes desenfocadas y torpes, como las estampas de un almanaque ilustrado por un mal pintor. Cuando éramos tres, el mundo era tan enorme que no podíamos abarcarlo con nuestras seis manos. Cuando volví a tener sólo dos manos, se había vuelto tan pequeño, tan insignificante, que se resbalaba entre mis dedos como una miga de pan, sin que yo alcanzara a comprender la razón de su tamaño. Por eso los traicioné, me traicioné con ellos, y quise confundir el riesgo con la arrogancia, la ambición con la locura, el placer con el vicio, el amor con el cálculo, la suerte con la desgracia. Eso fue lo que pasó después, porque los había perdido y no podía soportar el recuerdo de esa pérdida, lo desterré con mis propios recuerdos a un país oscuro y sucio donde nunca habíamos vivido juntos. Miré mi vida con los ojos de los otros y me inventé una vergüenza, un escándalo, una degradación que jamás existió. Porque los había perdido y el mundo no era más grande que una miga de pan entre mis dedos, esa falsedad me consoló en los largos días de mi pobreza. Pero más tarde recuperé la memoria, y con ella una luz limpia, clara y verdadera. Yo era muy feliz entonces, los tres éramos muy felices, y la vida una cama grande, un balcón soleado, el olor del aguarrás y de tres cuerpos sudorosos, el humo del hachís, el ruido de los besos, de la risa. A nadie le ha costado menos trabajo vivir que a nosotros entonces, cuando estábamos juntos, y juntos éramos alegría. (Págs. 98-99)

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Celda 211 - Daniel Monzón


Peliculón del mallorquín Daniel Monzón o ¿debería decir del gallego Luis Tosar? Tanto monta, porque lo que es incuestionable es que juntos han formado un gran tándem. No son pocos los que afirman que es LA película española del año, en mi modesta opinión no andan muy desencaminados. ¿Algo que reprocharle? Le sobran  quince-veinte minutos de duración  y algo de credibilidad al, único, personaje femenino.

martes, 17 de noviembre de 2009

Aquagym de mis Amores

Y es que no es para menos, sino oíd, oíd la marcha que nos llevamos los lunes y miércoles.
Embutida en mi carísimo traje de baño, porque hay que ver lo que cuesta un bañador de piscina que recoja un poco el pecho, y mi blanco gorrito de última generación, de esos que protegen el cabello de la mala influencia del cloro, me dispongo a compartir cuarenta minutos de sano ejercicio en el medio acuático. Por si no lo sabéis, los bañadores femeninos de piscina aplastan el cuerpo que es un contento y no contemplan, en general, que una figura femenina llena de curvas (como es mi caso : p) producidas por el tranquilo discurrir del tiempo y la vida sedentaria, puedan dar un uso
distinto al de la competición natatoria. Bajo el principio aerodinámico de que todo lo recto se desliza mejor, estos bañadores suelen caer en el riesgo de ignorar el fundamento físico femenino por excelencia, aplastándo todo lo que pillan a su paso. Tanto es así ,que algunas de mis congéneres se ha visto en la necesidad de utilizar un sujetador deportivo debajo del traje de baño , dados los infinitos saltos que damos en la piscina durante cada sesión. ¿Cuál es el ritmo de esos saltos? Je! Buena pregunta. Sólo tenéis que molestaros en escuchar estos vídeos que os pongo para que os podáis hacer una idea.
Creédme si os digo que no resulta nada, pero nada fácil. Tal vez hable impelida por mi bisoñez en estos menesteres. Pero mejor, empecemos por el principio. Allá a las siete de la tarde, dos veces por semana, salgo de casa en dirección a la piscina. Pertrechada a la sazón como corresponde, oséase: chandal informal, de ésos que se llevan ahora, que lo parecen y no lo parecen; deportivas supermegachachis que no llevan cordones (heredadas de mi hija); calcetines de esos que se esconden en los zapatos, que apenas asoman el ribete, como si una inmensa vergüenza les hiciera arrugarse y encogerse en su mismidad dentro de él  y, por último, una pequeña bolsa  negra deportiva (heredada de mi hijo) cuyo uso inicial era de transporte de la consola, pero que andaba por casa rodando sin estrenar y que salvé para este otro fin. ¡Ah, sí! Me falta contar que la toalla, para el aseo posterior a la clase, también es de ultimísima generación, de esas de microfibras que venden entre otros sitios, en Decathlon. Lo bueno de estas toallas, es que apenas ocupan espacio y secan bastante bien. Vámos, ideal de la muerte para mi pequeña bolsa deportiva. Completo el ajuar con una botella con gel-champú-suavizante de la marca adidas (menos mal que no pone "for men" si no "sport").
Observo que mis compañeras, más duchas que yo en este affaire, traen de casa cremas hidratantes o aceites corporales ya que, por lo que se ve, el agua pisciniaira reseca mucho la piel. Yo, por lo pronto, no me he subido a ese carro, pero como dice aquel: cosas veredes amigo Sancho. Pero volviendo a la clase en sí, éstas que véis y oís son algunas de las canciones que acompañan y marcan nuestros ejercicios acuáticos. Ni que decir tiene que al poco de empezar la clase, unas mejillas sonrosadas nos uniforman, resultando difícil de creer que al tiempo que estámos arrugadas de tanto remojo unas preciosas mejillas relumbran más que el sol.
Y tal vez os preguntéis,  ¿es que todo son pegas para esta mujer? Mal hecho, lo que debéis pensar es que a pesar de todo lo que os cuento o, mejor dicho, os cuento todo esto por lo bien que lo pasamos, a la vez que quemamos kilotones de calorías, siendo sirenas de agua dulce. Por cierto, cuando oímos la última melodía que os he colgado, sabemos que tocan los últimos estiramientos y (sensuales), movimientos de caderas, que más de una que yo me sé, no haría si no fuera por la intimidad que el líquido elemento nos ofrece. Me falta añadir que el grupito en el que estoy esta compuesto por féminas que oscilan entre los setenta y muchos y los catorce años, de distintas nacionalidades y autonomías. Mujeres unidas por el gusto de ejercitarnos en el aqua en busca de la armonía, no sólo del cuerpo si no también del espíritu, pues acabamos tan rendidas después de estas clases, que una paz espiritual inconmensurable se adueña del vestuario, cuando salimos aseadas de las  templadas duchas, dejándose oír únicamente un tímido 'adios' al encarar la puerta del vestuario. Bueno, seamos sinceras, somos mujeres, y algo más se oye, pero no mucho, no creáis.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Al Golpe De La Ola - Pablo Neruda

Al golpe de la ola contra la piedra indócil
la claridad estalla y establece su rosa
y el círculo del mar se reduce a un racimo,
a una sola gota de sal azul que cae.

Oh radiante magnolia desatada en la espuma,
magnética viajera cuya muerte florece
y eternamente vuelve a ser y a no ser nada:
sal rota, deslumbrante movimiento marino.

Juntos tú y yo, amor mío, sellamos el silencio,
mientras destruye el mar sus constantes estatuas
y derrumba sus torres de arrebato y blancura,

porque en la trama de estos tejidos invisibles
del agua desbocada, de la incesante arena,
sostenemos la única y acosada ternura.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Un Barco Cargado de Arroz - Alicia Giménez Barlett

   Cada ciudadano de este país, por muy bajo que sea su nivel cultural, lleva dentro de sí a un gran narrador que, al hablar, utiliza comparaciones, recrea diálogos, incluye pensamientos... un despliegue de estilo que para los interrogatorios resulta fatal. Sin embargo, antes de que pudiera impacientarme, un guardia nos interrumpió. Venía contento, casi sonriente, como un cazador que acaba la jornada con una ristra de perdices colgada del morral. Sus perdices en esta ocasión eran un joven que caminaba junto a él, la cabeza tapada por una capucha de chándal.
   -Inspectora, es un testigo, dice que ha visto lo que pasó. Estaba escondido en un portal.
   No conseguía verle la cara, se replegaba sobre sí mismo como un caracol.
   -Acérquese y descúbrase la cabeza -le ordené.
   -Ni hablar. Si me ven hablar con ustedes, uno de esos tipos vendrá a por mí. Quiero que me declaren 'testigo protegido' y me lleven a un hotel mientras lo cogen.
   Garzón intervino con una risotada llena de potencia y causticidad.
   -¿dónde has visto eso tío, en una película?
   Dió un paso al frente y se disponía a arrancarle la capucha de la cara, cuando se lo impedí tomándolo del brazo.
   -Vamos a ver. No te vamos a llevar a un hotel, pero si quieres nos metemos en un bar y me cuentas lo que sepas, ¿de acuerdo?
   Se quedó quieto, pensando si aquél era un adecuado nivel de protección, y su silencio me dió a entender que había captado cuál era la distancia entre las películas americanas y la realidad nacional.
   -Está bien -accedió.
   El policía que lo había encontrado estaba dispuesto a venir con nosotros, pero Garzón lo mandó seguir con su tarea sin muchas contemplaciones. No fue nada difícil dar con un bar. Era pequeño, cutre, lleno de botellas pringosas en exposición. Debíamos ser los primeros clientes de la mañana. Pedímos café y nos instalamos en la mesa más lejana para no ser oídos por el dueño. Al fin, el monje misterioso se deshizo de la parte superior de su hábito. Ante nuestros ojos apareció un joven enclenque, de cara demacrada, con el pelo cortado a cepillo y teñido de blanco. El pabellón de una de sus orejas estaba adornado por al menos diez aros de plata. Me pareció un ser desarraigado y triste, un pobre perro mestizo débil y abandonado. (Pág. 10-12)

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Aurora Boreal - Asa Larsson



   Rebecka Martinsson caminaba con esfuerzo hacia la casa de Sivving. Iba con los hombros inclinados contra el viento y mantenía la cabeza agachada como un toro a punto de embestir. El viento escupía nieve a la cara y apenas veía nada. En un brazo llevaba a Lova como si fuese un fardo y en la otra mano la mochilita vaquera de color rosa de la niña.
   -Yo también puedo caminar -se quejó Lova.
   - Lo sé, bonita -dijo Rebecka-. Pero no tenemos tiempo. Vamos más deprisa si te llevo yo.
   Abrió la puerta de Sivving con el codo y dejó a Lova en el suelo del recibidor.
   -Hola -gritó, y al instante le respondió Bella con unos ladridos de entusiasmo.
   Sivving apareció en la puerta de bajada al sótano.
   -Gracias por quedártela -dijo Rebecka, buscando aliento mientras en vano intentaba quitarle a Lova los zapatos sin desatarlos-. Vaya idiotas. Ya me lo podrían haber dicho ayer cuando la fui a buscar.
   Al llegar a la guardería con Lova se había encontrado con que el personal tenía jornada de planificación y que los niños no podían estar allí. Y sólo faltaba una hora para la vista oral donde se discutiría la prisión preventiva. Ahora tenía prisa de verdad. Dentro de poco el viento habría echado tanta nieve sobre el coche que quizá no lo podría sacar. Y entonces no llegaría a tiempo ni en sueños.
   Intentó desatarle los cordones a Lova, pero Sara le había hecho nudos dobles cuando ayudó a su hermana a atárselos.
   -Déjame a mí -dijo Sivving-. Tú tienes prisa.
    Levantó a Lova y se sentó, con ella en el regazo, en una sillita verde de madera que desapareció por completo debajo de su corpachón. Con paciencia comenzó a deshacer los nudos.
   Rebecka lo miró agradecida. Las carreras de la guardería y del coche hasta la casa de Sivving la habían hecho acalorase y sudar. Sentía que la blusa se le pegaba al cuerpo, pero no tenía tiempo de ducharse y cambiarse de ropa. Le quedaba sólo media hora.
   -Te quedas con Sivving y dentro de un rato vengo a buscarte ¿vale? -le dijo a Lova.
   Lova asintió con la cabeza y levantó la cara hacia Sivving hasta verle la barbilla por debajo.
   -¿Por qué te llamas Sivving? -le preguntó-. Es un nombre raro.
   -Sí, es raro -dijo Sivving riéndose-. En realidad me llamo Erik.
   Rebecka lo miró sorprendida y se olvidó de que tenía prisa.
   -¿Qué? -dijo-. ¿No te llamas Sivving? Y ¿por qué te llaman así?
   -¿No lo sabes? -dijo Sivving con una sonrisa-. Fue mi madre. Estaba estudiando para ingeniero de caminos, canales y puertos en la Escuela Técnica Superior de Estocolmo. Después volví a casa y me iba a poner a trabajar para LKAB. Mi madre no cabía en sí misma de lo orgullosa que estaba, claro. Había tenido que aguantar bastantes memeces por parte de los vecinos del pueblo cuando me mandó a estudiar. Decían que sólo la gente fina enviaba a sus hijos a estudiar fuera y que ella no debía tener esos aires de grandeza.
    El recuerdo le dibujó media sonrisa y luego continuó:
   -En cualquier caso, alquilé una habitación en la calle Arent Grape y mi madre consiguió una línea de teléfono para mí. Y me apuntó para que apareciera mi título en el listín. Civ. ing., es decir, ingeniero civil. Puedes imaginarte como sonaba al principio:'Vaya, si es el mismísimo civ. ing. que viene de visita.' Pero con el tiempo la gente fue olvidando de dónde venía el nombre y al final todo el mundo me llamaba Sivving. Y yo me acostumbré. Hasta Maj-Lis me llamaba Sivving.
   -Vaya sorpresa.
   -¿No tenías prisa? -preguntó Sivving.
   Rebecka dio un respingo y salió disparada por la puerta. (Págs. 300-302)

lunes, 9 de noviembre de 2009

Luis Ricardo Falero (1851-1896) - An Oriental Beauty

Óleo sobre tela (Perfeccionismo Victoriano Inglés)

La llegada de Beckett


Beckett y su primera galleta de Inca

El Secreto de Sus Ojos - Juan José Campanella


http://www.filmaffinity.com/es/film313601.html
De unos meses a esta parte mi amiga Rosario y yo nos encontramos una tarde a la semana a la puerta del cine, Augusta o Rívoli, para disfrutar de una sesión de palomitas con sensurround, que saben mejor. Es broma. Lo cierto es que compartimos el gusto por el cine y semanalmente procuramos cuajar esa afición común. 
El fin de semana anterior a la cita solemos concretar la película y la sesión . Esta vez todas las papeletas las sacó El Secreto de Sus Ojos.
Las expectativas eran altas y lo cierto es que respondió con creces. Dos horas largas de buen cine, del que yo destacaría no solo un buen guión si no una impecable interpretación. Buen ritmo narrativo, tensión argumental consolidada y desenlace sorprendente a la par que evidente. Diálogos rápidos y frescos, naturales. Banda sonora un poco empalagosa por momentos. Planos muy acertados y personales. 
En conclusión: una película muy recomendable. Por mi parte me anoto como tarea futura leer la novela, del mismo título, en la que se basa, escrita por Eduardo Sacheri.





viernes, 30 de octubre de 2009

Mario Benedetti - El Amor es un Centro

El amor es un centro

Una esperanza un huerto un páramo
una migaja entre dos hambres
el amor es campo minado
un jubileo de la sangre
cáliz y musgo/ cruz y sésamo
pobre bisagra entre voraces
el amor es un sueño abierto
un centro con pocas filiales
un todo al borde de la nada
fogata que será ceniza
el amor es una palabra
un pedacito de utopía
es todo eso y mucho menos
y mucho más/ es una isla
una borrasca/ un lago quieto
sintetizando yo diría
que el amor es una alcachofa
que va perdiendo sus enigmas
hasta que queda una zozobra
una esperanza un fantasmita.


Desgracia - J. M. Coetze



    Vuelve a ser domingo. Bev Shaw y él están de lleno en una de sus sesiones de Lösung. Uno por uno, él lleva primero a los gatos y luego a los perros: los viejos, los ciegos, los tullidos, los impedidos, los tarados... pero también a los jóvenes, a los sanos: a todos aquellos a los que les ha llegado la hora. Uno por uno Bev los toca, les habla, los acaricia, los consuela y los despacha, y se aparta un poco a contemplar cómo sella él los restos en un sudario de plástico.
   Bev y él no cruzan palabra. Él ha aprendido a estas alturas, gracias a ella, a concentrar toda su atención en el animal que van a matar, a darle lo que él ya no tiene dificultad alguna en llamar por su propio nombre: amor.
   Sella la última bolsa y se la lleva a la puerta. Veintitrés. Sólo queda el perro joven, el perro que ama la música, el que de haber tenido posibilidad, habría acudido cojeando tras sus camaradas hasta el edificio de la clínica, hasta el teatro de operaciones y la encimera de zinc, donde todavía penden olores intensos, mezclados, incluido uno con el que todavía no se ha topado a lo largo de su vida: el olor del último hálito, el olor suave y efímero del alma liberada del cuerpo.

lunes, 26 de octubre de 2009

Lynyrd Skynyrd - Luckyman



"Lucky Man"

MMMMMmmmmMMMMMmmm....

Well it took so long for me to realize
That my destiny was right before my eyes
If it were up to me to travel through this life
I'd find an open space for me to live out all my dreams

I'm such a lucky man, I try to be a stronger man
I shed a tear or two but that don't make me a weaker man
It's made me a better man, I've given all I can
To a world that sometimes thinks that I'm a lesser man

I remember all the things I've been through
Gave myself to all those people I once knew
I'm such a lucky man

I'd like to thank you for the times that you have been with me
I hope it meant as much to you to share these memories
There's a guiding light that always seems to shine on me
If I did it again I'd be happy 'til the end

I'm a lucky man, I try to be a stronger man
I shed a tear or two but that don't make me a weaker man
It's made me a better man, I've given all I can
To a world that sometimes thinks that I'm a lesser man

I remember all the things I've been through
Gave myself to all those people I once knew
I'm such a lucky man

It's right here in the moonlight...

Whooooooooohhhoooooohhhh
I'm a lucky man, I try to be a stronger man
I shed a tear or two but that don't make me a weaker man
It's made me a better man, I've given all I can
To a world that sometimes thinks that I'm a lesser man
I'm a lucky man
Yeah

MMMMMmmmmMMMMMmmm.... I'm a lucky man
Whooooooooohhhoooooohhhh.... just a lucky man

viernes, 23 de octubre de 2009

Esperando a Godot - Samuel Beckett




Segundo Acto


[...]

Cada uno coge una punta de la cuerda y tiran. La cuerda se rompe. Están a punto de caer.)

VLADIMIR: No sirve para nada.

(Silencio.

ESTRAGON: ¿Dices que mañana hay que volver?

VLADIMIR: Sí.

ESTRAGON: Pues nos traeremos una buena cuerda.

VLADIMIR: Eso es.

(Silencio.)

ESTRAGON: Didi.

VLADIMIR: Sí.

ESTRAGON: No puedo seguir así.

VLADIMIR: Eso es un decir.

ESTRAGON: ¿Y si nos separásemos? Quizá sería lo mejor.

VLADIMIR: Nos ahorcaremos mañana. (Pausa) A menos que venga Godot.

ESTRAGON: ¿Y si viene?

VLADIMIR: Nos habremos salvado.

(Vladimir se quita el sombrero -el de Lucky-, mira el interior, pasa la mano por dentro, se lo sacude, se lo cala.)

ESTRAGON: ¿Qué? ¿No vamos?

VLADIMIR: Súbete los pantalones.

ESTRAGON: ¿Cómo?

VLADIMIR: Súbete los pantalones.

ESTRAGON: ¿Que me quite los pantalones?

VLADIMIR: Súbete los pantalones.

ESTRAGON: Ah, sí, es cierto.

(Se sube los pantalones. Silencio.)

VLADIMIR: ¿Qué? ¿Nos vamos?

ESTRAGON: Vamos.

(No se mueven.)

Andreu Julià - Tot un Home de Cap a Peus

17

   L'equip 'Nícol-Santi' ja havia decidit el primer encontre institucional. Quedà fixat per aquest diumenge, a les dotze del migdia, dalt de la muntanya de la cresta encrespada.
   El sol començava a guaitar, quan l'afluència de joves i al·lotes despertà un esdeveniment singular. Els caminois i dreceres, que des de la mar blava serpentejaven per la muntanya cap a la cresta encrespada, s'anaven farcin de bellesa i delectança jovenícola.
   L'equip es quedà fascinat, esperonejant-li l'orgull de veure's líder de tan grandiosa concentració.
   I, quan arribà la multitud a l'altura, el company secretari, Santi, els acollí entranyablement. Allargar la mà a cada un fou laboriós per l'afluència jamai vista, amb aplaudiments eixordadors. Acostant-se l'hora assenyalada, els presents invadiren un vell camp de garrovers, abandonat, ben aprop d'un xaletet sol, sumptuós i esplèndid.
   La gentada s'apropava als arbres, despullats de fullaca i mig morts, servint-se dels propis residus, com els troncs i rabasses i gran varietat de macs, no massa punxeguts, per conhort d'alguna anca. I, ja situats, que no acomodats, a les dotze en punt un avís per l'altaveu aconseguí agrupar l'escampadissa. El president, Nícol, que sortí del cotxe, agraí aplaudint ell també les incalculables ovacions dels assistents:

   -Bon día, compays amics. Nosaltres esperàvem una o dues dotzenes de joves que s'interessessin per la nostra recepta, que volem recomenar-vos. I ens em equivocat. Però es de savis rectificar, com ens recorda el refrany i acabem d'acomplir-ho. Fèu una pausa i, somrient preguntà: Som savis?

   El jovent reunit no sabé si contestar a la petició. I s'escoltà un suau sí... és clar que sí. Però el president amb veu forta i segura els diguè: 

   -No dubten que som savis. A vosaltres i a nosaltres però ara el que ens interessa és que essent joves volem divertir-nos. Un exemple el brinden les ones de la mar que, dia i nit, s'enlairen i van baixant, sens cansar-se. Un bellugar continu, juguetejant... fàcil, gratuït i fascinant. 

   Algú, tal volta amb aquesta reunió formidable, haurà recordat de bell nou, els exèrcits de nostra guerra, preparant-se per entrar a la batalla! É el que feren, deixant tants de morts! Nosaltres jamai intentarem repetir-ho. Per això, amb aquesta crida d'avui, ens hem atrevit a protestar i fort: Què volem? Idò el que intentem és passar-ho bé! Tal vegada vos sembli poc, però és el tot... la nostra vida! Hem vist, ulls ben oberts, i hem comprès i volem esborrar el passat: Les tropes morien, matant!!! Però, jamai més. Ara plantegem tots junts un SI, monumental i fascinant: Estimar-nos i divertir-nos? Un SI i en majúscules i... per a sempre!! Per això, en aquesta trobada d'avui, no exigim res d'extraordinari. Sols hem d'assolir el que és ordinari. I serà meravellós. Que no vol dir res enrevessat. Més bé fàcil i engrescador.
   No he vingut per donar-vos lliçons, tant sols demanar-vos que la "Joventut en marxa", una volta aconseguida,, brindi un club de pau i gaubança, on ens ho passem meravellós com a companys, sempre que ens apleguem.
   Al llarg d'aquesta setmana, formarem una junta reduïda, per a programar actuacions i, el proper diumenge aquí mateix a les dotze, les presentarem. Interem explicar-vos com donar pas als nostres esplais. (Pàg. 56)






lunes, 19 de octubre de 2009

José Agustín Goytisolo - Palabras para Julia


Palabras para Julia

Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.

Hija mía, es mejor vivir
con la alegría de los hombres,
que llorar ante el muro ciego.

Te sentirás acorralada,
te sentirás perdida o sola,
tal vez querrás no haber nacido.

Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto,
que es un asunto desgraciado.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

Un hombre sólo, una mujer
así, tomados de uno en uno,
son como polvo, no son nada.

Pero yo cuando te hablo a ti,
cuando te escribo estas palabras,
pienso también en otros hombres.

Tu destino está en los demás,
tu futuro es tu propia vida,
tu dignidad es la de todos.

Otros esperan que resistas,
que les ayude tu alegría,
tu canción entre sus canciones.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.

La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares,
tendrás amor, tendrás amigos.

Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.

Perdóname, no sé decirte
nada más, pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.

Y siempre, siempre, acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.


domingo, 18 de octubre de 2009

Ágora - Alejandro Amenábar Vs Dario Marianelli


No es la primera vez que Dario Marianelli aterriza en este blog. Responsable de las bandas sonoras de películas tan emblemáticas como: "V de Vendetta", "Expiación", "Orgullo y Prejuicio" y ahora "Ágora". Amenábar ha sabido elegir con gusto, con mucho gusto diría yo. Una gran banda sonora para una gran película.

viernes, 16 de octubre de 2009

Réquiem por un Sueño / Darren Aronofsky - BSO / Clint Mansell



Una película durísima pero muy recomendable. ¡Si los chavales pudieran acercarse a ella antes de tomar según qué decisiones! La banda sonora enfatiza magistralmente la historia llegando a convertir el sonido de violines en una sensación verdaderamente angustiosa para el espectador. Película del año 2000 que vista casi diez años después no desmerece ni un ápice el prestigio que tiene. Gracias Laura por tu recomendación.
http://www.filmaffinity.com/es/film747961.html.

martes, 13 de octubre de 2009

Moon - Un paso más acá de Blade Runner



Un buen ejercicio de cine.

After Summer in a Dead End Street


   Una de las cosas buenas del Celler Pagès es el menú que ofrece a diario, la otra es su precio. Pero aún tiene unas cuantas ventajas más, su enclave, por ejemplo. En pleno centro de Ciutat , muy cerquita de Sa Llotja, se esconde en una callejuela estrecha y corta, lo que los franceses llaman "un cul de sac" y los ingleses "dead end" ; esto define el tipo de clientela que tiene, parroquiana y autóctona. Solo algún  que otro turista despistado se ve animado a entrar al pequeño restaurante por la angosta puerta que alumbra a la calle. El local ofrece siempre un ambiente limpio, sencillo y tranquilo; muy acorde a lo que nosotras buscamos en estas comidas periódicas. Comidas en las que aprovechamos para ponernos al día de nuestras vidas frente a una crema de calabacín o unos pimientos de piquillo rellenos de pescado. Luego acostumbramos a pasear la digestión junto al mar, bañadas por la luz mediterráneada y olvidando el navegar de automóviles que por el Paseo Marítimo se deslizan en aletargado movimiento.



viernes, 9 de octubre de 2009

La Princesa de Hielo - Camilla Läckberg


    
   El montón de ropa que inundaba la cama de Erica estaba en pie de igualdad con el de Patrik. Incluso podía decirse que lo superaba ligeramente. El armario empezaba a estar vacío y había varias perchas que tintineaban en la barra. Suspiró abatida. Nada le sentaba del todo bien. Los Kilos extra que había engordado en las últimas semanas hacían que nada le quedase como ella quería. Aún lamentaba con amargura haberse pesado aquella mañana, y se maldecía por ello. Erica escrutó con mirada crítica la imagen que le devolvía el espejo.
   El primer dilema se le presentó después de la ducha cuando, igual que su heroína favorita, Bridget Jones, se vio ante la elección de qué braguitas ponerse. ¿Debía elegir su precioso tanga de encaje, por si se presentaba la remota ocasión de que ella y Patrik acabasen en la cama? ¿O, por el contrario, sería más acertado ponerse esas bragas enormes y horrendas con sujección para la tripa y el trasero, que incrementarían considerablemente las posibilidades de que Patrik y ella acabasen en la cama? Difícil elección. Sin embargo, teniendo en cuenta la envergadura de la tripa, resolvió por fín ponerse la variante favorecedora. Y, sobre ellas, unas medias también de sujección. En otras palabras, la artilleria pesada.
   Miró el reloj y comprendió que ya era hora de decidirse. Tras echar un vistazo al montón de ropa que había en la cama, sacó de debajo la primera prenda que se había probado. El negro la hacía más delgada y el clásico vestido por las rodillas, modelo recuperado del viejo estilo Jackie Kennedy, favorecía su figura. Las únicas joyas que se puso fueron unos pendientes de perlas y el reloj de pulsera y se dejó el pelo suelto. Se colocó ante el espejo de perfil y metió la tripa. Y sí, con ayuda de la combinación braguitas-faja, medias-faja y respiración contenida, su aspecto resultaba bastante aceptable. Así tuvo que admitir que los kilos extra no eran tan perjudiciales. Podría vivir sin los que habían ido a parar a la tripa, pero el que se había distribuido por los pechos hacía que una hendidura bastante homogénea se dejase ver por el escote del vestido. Cierto que con la ayuda de un sujetador con relleno, pero esos remedios debían ser de uso generalizado hoy en día. Además, el que ella llevaba había sido confeccionado según los últimos avances tecnológicos, con silicona en los cascos, lo que provocaba un balanceo del pecho muy similar al natural. Un magnífico exponente del éxito de la ciencia en el servicio del ser humano.
   El estrés provocado por la sesión de prueba y los nervios habían hecho que empezasen a sudarle las axilas, así que volvió a lavarse con un suspiro de abatimiento. Casi veinte minutos le llevó conseguir un maquillaje perfecto y, cuando estuvo lista, se dió cuenta de que la decoración de su persona le había llevado más tiempo del deseable y de que debería haber empezado a ultimar la comida antes. Rápidamente, empezó a ordenar la habitación. Le habría llevado demasiado tiempo volver a colgar la ropa en las perchas, de modo que, simplemente, tomó el montón tal y como estaba y lo dejó caer en el suelo del armario antes de cerrar la puerta. Por si acaso, hizo la cama y echó una ojeada para comprobar que no se había dejado tiradas por el suelo ningunas bragas del revés. Un par de bragas sucias de la marca Sloggi podían hacer que cualquier hombre perdiese el apetito.
   Con el corazón en un puño, se apresuró a la cocina, pero estaba tan estresada que se sentía aturdida, sin saber por dónde empezar.
   [...]Trabajó sin descanso durante una hora y media y, cuando sonó el timbre, dio un respingo, sobresaltada. El tiempo había pasado demasiado rápido y esperaba que Patrik no estuviese muerto de hambre, pues la comida tardaría aún un buen rato en estar lista.
   Erica iba ya camino de la puerta cuando cayó en la cuenta de que todavía llevaba puesto el delantal y el timbre volvió a oírse antes de que ella hubiese logrado deshacer el lazo que, con esfuerzo, había conseguido hacerse a la espalda. Lo desató, por fin, se quitó el delantal y lo dejó en una silla que había en el vestíbulo. Se pasó la mano por el pelo, se recordó que debía meter tripa y respiró hondo antes de abrir la puerta con una sonrisa.
   -¡Hola Patrik! Bienvenido. (Págs. 195-197)

 

viernes, 2 de octubre de 2009

La 1ª Agencia de Mujeres Detectives - Alexander McCall Smith

Capítulo 11
Grandes culpas, coches grandes

   Habían pasado tres días desde la satisfactoria resolución del caso Patel. Mma Ramotswe había enviado su factura por dos mil pulas, más gastos, y había recibido el dinero a vuelta de correo. Esto le sorprendió sobre manera. Le parecía increíble que alguien pagara semejante suma sin protestar, y la rapidez y la aparente alegría con que el señor Patel había abonado la factura le produjeron punzadas de culpa por la cuantía de los honorarios.
   Era curioso, pensó Mma Ramotswe, que ciertas personas tuvieran un sentido muy acusado de la culpabilidad mientas que otros carecían por completo de él. Unos podían angustiarse por haber cometido un simple desliz, mientras que otros se quedaban tan campantes tras haber incurrido en grave deslealtad o traición. Mma Pekwane, pensó, entraba en la primera categoría; Note Moloki en la segunda.
   Mma Pekwane parecía muy preocupada cuando se presentó en la 1ª Agencia de Mujeres Detectives. Mma Ramotswe le había dado a tomar un té rooibos muy cargado, como tenía por costumbre con los clientes nerviosos, y había esperado a que la mujer estuviese en condiciones de hablar. Estaba ansiosa por culpa de un hombre, le pareció, los síntomas eran claros. ¿Qué sería esta vez? Mal comportamiento masculino, cómo no, pero ¿qué, en concreto?
   -Me temo que mi marido pueda haber hecho una cosa terrible -dijo al cabo Mma Pekwane-. Siento mucha vergüenza ajena.
   Mma Ramotswe asintió levemente con la cabeza: mal comportamiento masculino.
   -Los hombres hacen cosas horribles -dijo-. No es usted la única mujer preocupada por su marido, se lo aseguro.
   -Pero es que mi esposo ha hecho una cosa horrible -insistió Mma Pekwane-. Una cosa espantosa.
   Mma Ramotswe se puso rígida. Si Rra Pekwane había matado a alguien, tendría que dejarle claro a su mujer que esto era asunto de la policía. Como detective privado no podía, de ninguna de las maneras, ayudarla a encubrir a un asesino.
   -¿Y qué cosa tan terrible es ésa?- preguntó.
   Mma Pekwane bajó la voz:
   - Ha robado un coche.
   Mma Ramotswe respiró aliviada. El robo de coches estaba muy extendido, y seguro que había muchas mujeres en Gaborone que conducían coches robados por sus maridos. A ella no se le ocurriría nunca conducir un coche robado, desde luego, y se imaginaba que Mma Pekwana tampoco sería capaz.
   -¿Le ha dicho él que el coche es robado? -preguntó-. ¿Está segura?
   Mma Pekwane negó con la cabeza.
   -Me dijo que se lo había regalado un hombre; que ese hombre tenía dos Mercedes Benz y sólo necesitaba uno.
   Mma Ramotswe se echó a reír.
   -¿En serio creen que pueden engañarnos tan fácilmente? -dijo-. ¿Nos toman por idiotas?
   -Me parece que sí -dijo Mma Pekwane.
   Mma Ramotwe cogió un lápiz y trazó varias líneas en su cartapacio. Al mirar los garabatos, vio que había dibujado un coche.
   -¿Quiere que yo le diga lo que debe hacer? -preguntó-. ¿Es eso lo que quiere?
   -No -respondió Mma Pekwane tras pensarlo un poco. No es lo que quiero. Ya he decidido lo que quiero hacer.
   -Cuénteme.
   -Quiero devolver el coche. Quiero devolvérselo a su dueño.
   Mma Ramotswe se incorporó un poco de la silla.
   -Entonces ¿ha pensado ir a la policía?, ¿denunciar a su marido?
   -No. Eso no. Sólo quiero que el coche vuelva a su propietario, sin que se entere la policía. Quiero que el Señor sepa que el coche está donde tiene que estar.
   Mma Ramotswe miró a su cliente a los ojos. Tenía que admitir que lo que pedía era algo perfectamente razonable. Si el coche era devuelto a su dueño, Mma Pekwane tendría la conciencia limpia y así conservaría a su esposo. Tras madurarlo un poco, le pareció que era un a excelente manera de abordar una situación difícil.
   -Pero entonces ¿por qué ha venido a verme? -preguntó-. ¿Cómo puedo yo ayudarla?
   Mma Pekwane le dio la respuesta sin vacilar.
   -Quiero que averigüe de quién es el coche -dijo-. Luego quiero que se lo robe usted a mi marido y lo devuelva a su justo propietario. Eso es lo que quiero que haga. (Págs. 143-146)