viernes, 27 de noviembre de 2009

Ajuar Funerario - Fernando Iwasaki



|BIENAVENTURADOS LOS POBRES DE ESPÍRITU|




   EMPEÑADO EN ALCANZAR EL PARAÍSO, aquel hombre renunció a los placeres de la carne, a la sensualidad del conocimiento y a las certezas de la soberbia. Fue justo, bueno y humilde, y al morir le proclamaron santo porque además fue un gran penitente. Pero cuando llegó ante Dios no pudo interpretar sus preguntas y fue condenado a vagar por toda la eternidad en la aridez de su ignorancia, como castigo a su pobreza de espíritu.

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