En esas conversaciones que no llevan a ninguna parte ¿qué haces cuando te sientes bien?
Te saltas las normas, el protocolo.
No interesa nada más que lo que oyes y lo que replicas.
Independientemente de "el dónde", "el cuándo", "el qué", importa jugar con el lenguaje, importa jugar a jugar.
Tal vez se diga algo importante, quizás, no.
Charlas y, al hacerlo, te olvidas de quién eres, de qué representas y, por un breve espacio de tiempo, tu yo se evapora.
Sólo disfrutas. Disfrutas de sentirte bien y, sobretodo, de jugar.
Ese tipo de conversaciones, aunque parezca increible, las he mantenido en muy raras ocasiones.
Me encanta tenerlas.
Asi que ¿doscientos euros el cubierto? : )
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