Cada día minuto que pasa, cada hora, cada día, van sumando instantes de ausencia.
Suman semanas que se transforman en meses y, a su vez, se pierden en el concepto Tiempo.
Me alegro cuando miro atrás y veo todo lo que he navegado sola.
Me animo y me digo: mejor así. Mejor así.
El único resquicio que queda es cuando añado La Pregunta: ¿Mejor para quién?
Y no hay nadie, nadie, que pueda-quiera dar una respuesta.
Ni siquiera yo misma.
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