La vida nos lleva, a veces, por rutas inesperadas abriendo así otros horizontes que, ajenos a nuestro devenir, nos acogen con sus tesoros. Hete aquí, medio escondidos, unos de los mayores tesoros de Girona: la Catedral de Santa Maria y el río Onyar. Hete aquí uno de mis mayores tesoros: desafiante y rotunda, con el equipaje a cuestas y un futuro abierto, como nunca, al destino.
Girona, mon amour, cuida de mi niña.
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