Escuchaba ayer en la radio que por el módico precio de unos miles de euros (no muchos) una podía aspirar a ser enterrada en la luna.
Si no oí mal había dos modalidades de entierro dependiendo de donde se colocaran las cenizas: bien en la propia luna (el Valle de la Tranquilidad sería un lugar idóneo sin duda), bien en órbita alrededor del satélite terrestre, con imejorables vistas al espacio exterior.
Hay que aclarar que estos restos no se esparcirán al libre albedrío, sino que estarían comodamente instalados en satélites artificiales, en compañía de otros miles de restos por tal de compensar a la empresa funeraria-espacial los costes y molestias que el lanzamiento puede ocasionar.
Bien, no cuesta imaginar futuras misiones lunares en las que además de los cálculos própios del alunizaje deban incluir estrategias de esquive y escape a urnas gigantes en perpétuo movimiento estelar.
El Cementerio Espacial tendrá en pocos años éxito mundial, porque si bien Verne o Cyrano soñaban con Selene, nosotros por casi nada podremos disfrutar de su hospitalidad por toda la eternidad.
Y si al cementerio espacial se envían, no las cenizas, sino el cuerpo enterito ?
ResponderEliminarSe corrompería?
Yo creo que no, vaya susto para quien se lo encuentre algún siglo de estos.
Bueno, ahora estaba pensando en si, una vez instalados allí, tendrán derecho a tener una nueva nacionalidad, y si fuera así serían sin duda los archiconocidos Selenitas. Fíjate hasta podrá uno presumir de pedigrí familiar:
ResponderEliminar"-... Pues en mi familia tenemos dos selenitas." (Je!)
Carlos, puestos a imaginar ideas no nos faltan. :)