domingo, 1 de julio de 2007

El Paño de Cocina


Llega el momento de abrir regalos. Mi madre me ofrece la bolsa, dentro está el paquete. Meto la mano con ilusión y tropiezo con algo inesperado:¡otro paquete! Se lo comento: eso si que no me lo esperaba. Ella replica: no es mío, es de una chica llamada Mari Cruz. ¿Mari Cruz?, interrogo. Si mujer, fue compañera tuya en el colegio. Me esfuerzo, intento hacer memoria.¿Mari Cruz...? No, no lo consigo. Aclara, cuando le pedí que me envolviera el regalo me preguntó si quería poner el nombre, se lo dije:P. Abrió los ojos y dijo ¿P.C? ¡Oh! ¡La conozco! ¡Fuimos compañeras de pequeñas! Sigo preguntándome ¿Mari Cruz? Sigue la explicación, me cuenta que eráis tres, siempre ibáis juntas; estuvo en casa: me la describió. ¿Cómo puede ser?Sólo cumplo 47 ¿Dónde estan mis recuerdos?¿Por qué no he conseguido una llave de oro y los he atesorado cómo lo que son?Me digo: Mari Cruz...Hay por ahí una foto amarillenta, de orillas dentadas, pequeña. Un corro de niñas sentadas en la arena, una en el medio, cantando, con un ojo guiñado y los brazos separados del cuerpo extendidos hacia el suelo, las palmas abiertas: soy yo, cantando. Mari Cruz seguro está en ese corro. O tal vez aquel día no vino a la excursión... ¿Qué cara tenia?¿Quién es ahora Mari Cruz? ¿Qué le impulsó a hacerme un regalo cuarenta años después? Seas quien seas, gracias. Qué buen recuerdo atesoras de mí cuando yo en la distancia ni siquiera recuerdo quién fuiste.

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