miércoles, 23 de abril de 2008

Miguel de Cervantes Saavedra

CAPITULO XXXII
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QUE TRATA DE LO QUE SUCEDIÓ EN LA VENTA Á TODA LA CUADRILLA DE DON QUIJOTE.
Acabóse la buena comida, ensillaron luego, y sin que les sucediese cosa digna de contar, llegaron otro dia á la venta, espanto y asombro de Sancho Panza; y aunque él quisiera no entrar en ella, no lo pudo huir. La ventera, ventero, su hija y Maritones, que vieron venir á Don Quijote y á Sancho, les salieron a recibir con muestras de mucha alegría, y él las recibió con grave continente y aplauso, y díjoles que le aderezasen otro mejor lecho que la vez pasada; á lo cual le respondió la huéspeda, que como la pagase mejor que la otra vez, que se ella se le daria de príncipes. Don Quijote dijo que sí haria, y así le aderezaron uno razonable en el mismo camaranchon de márras, y él se acostó luego, porque venia muy quebrantado y falto de sueño. No se hubo bien encerrado, cuando la huespeda...

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