miércoles, 21 de enero de 2009

Casi al final del camino

Dejas atrás la autopista mediante una curva de casi trescientos sesenta grados que te obliga a ir en tercera. Emprendes una pequeña recta empinada que transcurre bajo un túnel y cuya desembocadura alumbra en un bosquecillo a la izquierda y un amplio panorama sobre la Bahía de Palma de frente y a la derecha. A lo lejos, en días claros, se puede vislumbrar la silueta de Cura, montaña mágica de Ramon Llull por excelencia. A unos pocos metros y en bajada te encuentras con una amplia rotonda, plantada con tres pinos jóvenes y alfombrada de verde césped. Tomas la desviación a la derecha y llegas a la antigua carretera de Andraitx, a unos pocos metros te encuentras dos urbanizaciones, entre las cuales discurre ya la tranquila calle que te lleva hasta el antiguo hotel Bendinat. Una vez allí, debes girar a la derecha para emprender la bajada hasta la calita, pero antes de llegar, hay que zizaguear unas cuantas veces entre chalets y hoteles. Una pequeña porción de agua turquesa e imbatibles rocas te esperan en el nacimiento de la rúa.
Hoy al llegar a ese lugar, casi al final del camino, ante un mar siempre esplendoroso y sorprendente, me he detenido con el coche brevemente para recrearme en él. A la izquierda, algo inquietante, ajeno y reciente ha llamado poderosamente mi atención. Una soga de unos tres metros que atada a la rama de un pino caía deshilachada directamente sobre la superficie marina, unos metros por debajo de ella. Un negro pensamiento me alcanzó provocándome un frío temblor. El resto de la ruta terminó con una insana sensación.

2 comentarios:

  1. Esa cala es la de portals Nous, la pequeña?

    Me estoy dando una vuelta con el Google Earth por el barrio.

    Abrazos.

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  2. Sí. Eres un curioson Carliños, que lo sepas. 1bso. :))

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