martes, 10 de abril de 2007

El Mercenario de Granada

-¿Y Boabdil?

-Boabdil se fue ayer a las tierras que le ha concedido Fernando, en el valle de la Purchena, con más de cien mulas cargadas de equipaje. Lo acompañaba su pequeña corte y su consejero Aben Comixa, el maldito de Alá. Antes desenterró los restos de los sultanes del cementerio real para inhumarlos en sus nuevas tierras. Ahora se ha visto la prudencia de Muley Hacén que, presintiendo lo que había de pasar en cuanto el reino estuviera en manos del hijo, se hizo sepultar en el monte más alto de la sierra, debajo de metros de nieve, donde nadie, ni cristiano ni moro, perturbara su sueño. Me han contado que cuando Boabdil trasponía detrás de las colinas, se volvió a contemplar por última vez la Alhambra, con lágrimas en los ojos. Aixa, la madre, que iba a su lado, le dijo:
"Bien está que llores como mujer por lo que no has sabido defender como un hombre."
- Las madres, siempre tan consoladoras - comentó Orbán.
Juan Eslava Galán.

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